Imagina un bebe que todo el tiempo se está llevando cosas a la boca sin importarle una infección, si tendrá sabor o si le termina gustando.
¿Por qué esto no lo vuelves a hacer cuando tienes 10 o 20 años?
Ahora piensa en una piedra que ha permanecido en las montañas por siglos y siglos e imagina toda la información que esta contiene en su estructura molecular la cual únicamente podrán extraer con una serie de exámenes microscópicos.
Bioquímicamente puedes absorber esta información de forma inconsciente a través de las terminaciones nerviosas que tienen nuestros labios convirtiéndolos en un instrumento de aprendizaje.